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Los soberanos consideraban al «Real Casino di Carditello» (Palacio Real de Carditello) como un verdadero hogar, donde se sentían bienvenidos, incluso antes de ser reyes y reinas.
Durante el reinado de Fernando II de Borbón, en 1854, se trajo al Vestidor del soberano una pequeña pintura del príncipe Don Sebastián de Borbón, primo y cuñado del rey al haberse casado con su hermana María Amelia.
La pintura, que muestra una escena doméstica en la que es posible reconocer la mano de un niño, incluye una cesta, una coliflor, una cebolla, una botella de vino, ollas de cobre y terracota, alcachofas y la imagen devocional de San Antonio Abad, considerado también como el protector de los animales domésticos.