La herida en la frente del hijo de los campesinos

La obra muestra una escena de la vida cotidiana de los estratos de la sociedad más miserables y desfavorecidos. En primer plano, una anciana hilandera se encuentra junto a un perro, concentrada en calentar sus manos en un brasero, mientras un campesino trata de curar la herida en la frente de su hijo.

El pintor busca despertar simpatía en los espectadores a través de un estilo que se asemeja, según el historiador de arte Roberto Longhi, al de Eberhard Keil, un artista danés. Cipper hereda los temas de Keil, y los enriquece con una frescura y espontaneidad propia de Velázquez.

Este cuadro fue seleccionado por Hackert, junto con otras tres de Giacomo Francesco Cipper, para decorar la Sala de Juegos del Real Casino (Palacio Real) de Carditello, lugar donde el rey y sus caballeros se reunían para juegos y entretenimiento.

La selección de esta obra, además de ser un homenaje a la reina, austriaca como Cipper, demuestra el indiscutible valor del pintor en esa época.