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El puesto del pescadero y el verdulero, crea una escena donde un pescadero parece atender a una mujer junto a un sonriente verdulero con sombrero. Una imagen costumbrista, que parece haber tomado prestado a uno de los personajes de Los Borrachos de Diego Velázquez
Esta muestra de la vida cotidiana, por Giacomo Francesco Cipper, nos muestra al pueblo llano de forma miserable, pero sin querer conmover a los espectadores, sino por el contrario, despertar la simpatía e hilaridad hacia ellos.
Según el historiador de arte Roberto Longhi, el estilo del pintor tiene también afinidades con la pintura de Eberhard Keil, un pintor danés cuyos temas también adoptó Cipper, enriquecidos con la frescura típica de Velázquez.
Esta obra fue elegida por Hackert, junto con otras tres del mismo artista, para decorar la Sala de Juegos, donde el rey y sus caballeros se dedicaban a juegos y otros entretenimientos.
Esta selección, además de ser un tributo a la reina, austriaca como Cipper, testifica el indiscutible valor del pintor en su época, siendo ampliamente reconocido en aquel momento.